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viernes, 22 de junio de 2012

NO OLVIDAR

He olvidado esa palabra. ¿Cuál era? Sé que la sabía, estoy seguro. ¿Señor? Por favor, ayuda. He olvidado una palabra, no la recuerdo por más que intento, por favor dígame ¿Cuál era? Me desprecian, todos me desprecian. Tan solo quiero recordar, tan solo quiero saber por qué siento que es tan importante. ¿Señorita? Por favor, ayuda. No recuerdo una palabra, mi palabra. Es importante para mí ¿Sabe? Por favor ¿Me ayudaría? Me escupen, me empujan. Sé que todo cambiará si la llego a recordar, siento que será así. No puedo explicarlo pero, recordándola sé que podría… ¿Levantarme? ¿Qué hago aquí, recostado? ¡Hey, niño! Por favor, ayuda. Yo fui niño como tú una vez, y en ese entonces conocía una palabra. ¿La conoces tú también? ¿Me ayudas a recordar? Me golpean, solo porque le he tomado la mano a aquel niño. No recuerdo esa palabra, pero sí recuerdo el dolor. Como duele. ¡Señora! Por favor, no, no se asuste, por favor, tan solo quiero recordar una palabra, mi palabra. Es importante ¿Sabe? Si me la dice sé que podré levantarme. ¡Sí, sí, esa es, esa es! Vivir. Mi palabra, Vivir. Gracias señora, gracias. ¿Cuál era su nombre?... ¿Muerte?

sábado, 16 de junio de 2012

REFLEJOS

Cada amanecer era lo mismo. Entraba aquel desaliñado hombre, encendía la luz y le despertaba de su apacible sueño. Cuanto odiaba ver su rostro, demacrado, triste. Llevaba años soportándole. Entonces, recuerda aquellos tiempos en que le visitaba un niño. Aquel, era agradable. Siempre le saludaba, incluso en ocasiones jugaban a las morisquetas. En ocasiones llegaba llorando, pero luego de empapar su rostro con fresca agua, diluía aquellas lágrimas. ¿Dónde estará aquel niño ahora? Recuerda que al transcurrir el tiempo, un buen día el niño desapareció. Entonces, un joven, muy similar a su querido amigo llegó. Aunque este era menos amable, y tenía algunas cosas brillantes en su rostro, aún le pedía concejo y le consideraba. Poco tiempo después, también le abandonó. Ahora solo le visita este horror de persona. A veces llega al colmo de ebrio y le insulta. Esta fue una de esas noches. Con los ojos desorbitados; enervados y enrabiados, el desaliñado hombre le ha gritado, le ha escupido, y finalmente le ha golpeado con su puño, dos, tres veces. Un sonido de cristal roto, y luego cientos de fragmentos sobre el suelo. Ha sido el fin de su existencia.