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lunes, 23 de julio de 2012

INCONSCIENTE SEDUCCIÓN

Desde mi mesa observada como usabas la cucharita en tu taza de café, la dejabas junto al platillo y luego llevabas tus dedos al mechón de cabello que había cubierto parte de tu rostro, mientras lo acomodabas lentamente para dejar por fin tu belleza en todo su esplendor.

Habías llegado sola hace una media hora, y ya estaba convencido que no esperabas compañía. Me preguntaba si sería prudente acercarme, hablarte y proponerte conversar, pero eso es para galanes de segunda, no para mí. Me encandiló la blanca tez de tu piel y la miel de tus bellos ojos. El cabello suelto y algo alborotado, una blusa poco escotada y una falda bien ceñida. Perfecta, simplemente perfecta.

Al notar que terminabas tu café, ya me había decidido. Créeme, lo pensé mucho y la verdad me costó un poco tomar la determinación. Claro, no sería la primera vez, pero siempre los nervios me hacían elevar la adrenalina al máximo. Nos levantamos al mismo tiempo, casi natural. Caminamos en dirección a la salida. Sonreíste. Aquella seducción sentenció todo.

Ahora, casi terminas de abrir la puerta de tu casa, y yo desde estas sombras acaricio mi hermoso cuchillo carnicero. No temas, será rápido

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